La vida está ahí, como una bolsa oscura a la que hay que llenar de proyectos en vez de empecinarte con los caprichos de una niña extraviada, un poquito loca, porque sino terminas metiendo tu cabeza en la bolsa, anudándola a tu cuello, esperando a que se adhiera a tu piel y a tus ojos, que te selle los labios…
Nos aferramos a la obsesión porque nos impide tocar fondo, porque nos permite volver a impulsarnos y salir a la superficie.
Nos aferramos a la obsesión porque nos impide tocar fondo, porque nos permite volver a impulsarnos y salir a la superficie.