Nadie presta atención al cielo, hasta que se enamora

domingo, 20 de marzo de 2011

Tropiezas con la realidad, corres tras un sueño

Me ha conmovido su vulnerabilidad y acto seguido he pensado en la vulnerabilidad de todos nosotros. En los pasos que no damos y que seguramente daríamos si alguien nos tendiera su mano para cruzar al otro lado. A menudo olvido que los seres humanos estamos para ayudarnos. Basta con levantar la mirada cuando nuestros ojos se han clavado en nuestra propia existencia, basta con despejar el pensamiento cuando este se nutre sólo de nuestros dilemas, basta con buscar razones para sonreír a los que encontremos en el camino, porque a veces sólo ese pequeño gesto puede salvarte el día. Quizá peque de ingenua, de idealista, de romántica o de obvia, pero es preferible eso a pecar de cinismo, egocentrismo e indiferencia con el entorno. Me muevo entre ambas aguas y a veces me dejo arrastrar por la corriente de la inercia, que culmina en el desagüe de mi ombligo. 
A quien esto le suene demasiado idílico o incluso religioso, que le ponga otro nombre. Todo ser humano debería estar dispuesto a proteger a otro. Y estar vivo debería implicar este aprendizaje. En alguna parte del mundo existe una persona que nos necesita. Alguien a quien conocemos, alguien que todavía no ha aparecido, alguien que pide ayuda en silencio, confiando en que nos detengamos a interpretar su mirada de auxilio. ¿Qué pasaría si tuviéramos esto presente? ¿Qué pasaría si asumiéramos sin miedo nuestra responsabilidad con el resto de la humanidad? ¿Acaso no es una razón suficiente para seguir por aquí? Yo creo que sí.


6 comentarios:

  1. Me ha enamorado tu blog, te sigo desde ya!
    Aqui te dejo el mío.
    Siéntete bienvenida:
    http://www.lovehermadly7.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Cuando salvamos a alguien en verdad nos estamos salvando a nosotros mismos...
    Un abrazo fuerte L, y preciosa entrada.

    ResponderEliminar
  3. Que razón, cuantos del montón.

    ResponderEliminar