Nadie presta atención al cielo, hasta que se enamora

domingo, 15 de mayo de 2011

no son buenos tiempos para los soñadores

Que esos labios apretados indican dureza de corazón, y aquel tic facial indica agitación neurótica. A su alrededor el mundo parece tan muerto que prefiere soñar hasta alcanzar la edad para irse de casa. Nunca había tenido a un hombre en su vida. Lo había intentado pero el resultado nunca estaba a la altura de sus expectativas. En cambio cultiva el gusto por los pequeños placeres. Se divierte haciéndose preguntas idiotas sobre la ciudad que se extiende ante sus ojos, como cuántas personas estarán teniendo un orgasmo en este mismo instante. 
El tiempo no ha cambiado nada. Sigue refugiada en su soledad. 
12:15, carcajada parecida a un orgasmo. Objetivo: complacer al macho dominante. Lo más difícil son las miradas. 
Después de todos estos años el único personaje que le cuesta perfilar es la muchacha con el vaso de agua. Está en el centro pero sin embargo parece como ausente. Quizá sea diferente a los demás. Quizá cuando era niña no jugaba como los demás niños de su edad. Puede que nunca jugara. 
Y de repente la extraña sensación de estar en total armonía consigo misma. En ese instante todo es perfecto. La suavidad de la luz, el ligero perfume del aire, el pausado rumor de la ciudad. Inspira profundamente y la vida ahora le parece tan sencilla y transparente que un arrebato de amor, parecido a un deseo de ayudar a toda la humanidad la invade de golpe. Y a ti se te arrugan las sienes de pura malicia. 
Todas las mujeres quieren dormirse en los brazos de un hombre, todas. Pero un hombre en cuanto bebe ronca. Si lo sabrá ella que tiene oído musical. Y sin ti, las emociones de hoy no serían mas que la piel muerta de las de ayer. Mientras tanto.. duerme entre las coles.
En realidad es un cobarde, por eso le cuesta captar su mirada.
Y un buen apuntador oculto tras los tragaluces, listo para darnos una réplica voraz es lo que haría falta, para que los tímidos dieran la última palabra.
Verá, mi pequeña, usted no tiene los huesos de cristal. Podrá soportar los golpes de la vida. Si usted deja pasar esta oportunidad, con el tiempo su corazón se empezará a volver seco y frágil, como mi esqueleto. ¿A qué espera? Ande, vaya a por lo que quiere.


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