En caso de no encontrarse entre los ejemplos mencionados, inserte aquí su propio miedo. Hay sitio para todos.
A envejecer, a enfermar, a morir, al sufrimiento propio, al sufrimiento ajeno. Miedo a los demás y a uno mismo; al pensamiento, al infierno, al vacío, a las mentiras, a las verdades, a las verdades de mentira. Miedo a la compañía y a la soledad. Miedo a lo desconocido, a tu familia, al que tienes al lado, al pasado, al futuro, al ahora, al recuerdo, a la culpa. Miedo a la especulación, a lo que podría haber hecho, a lo que debería haber hecho, a lo que tendría que estar haciendo, a lo que haré, a lo que no haré, a lo que nadie hará por mí. Miedo a la nostalgia, a la tristeza, a las pesadillas, al insomnio, a los espejos, a las miradas, a las palabras. Miedo a la naturaleza. Miedo a mi voz, a despertar. Miedo a la locura, a la inestabilidad, a lo estático, a las sorpresas y a la rutina. Miedo al fracaso, a la derrota, al juicio. Miedo a los abrazos, a las pieles, a las salivas. Miedo anatómico o místico. Miedo escénico, estético, ético, moral, religioso, ateo, agnóstico, anárquico. Miedo aleatorio. Miedo a sobrevolarte, sobrecogerte, sobreexponerte. Miedo al silencio, al ruido, a la oscuridad, a la ignorancia propia, a la ignorancia ajena. Miedo a morir de miedo, a llorar de miedo. Miedo a ser. Miedo estúpido, épico. Miedo a los traumas, a las depresiones, a nuestras ideas, a las ideas de los otros, al rechazo, al dolor, a perder, a encontrar, a vivir. Miedo a la razón y a lo que la razón no ve; a lo invisible, al infinito, al tiempo, a la eternidad. Miedo a vosotros, miedo a mí. Miedo a retroceder, a avanzar. Miedo a pedir ayuda, a amar, a que nos amen. Miedo a tus diablos y a los míos. Miedo a necesitar, a depender, a que no nos necesiten, a que nada dependa de nosotros. Miedo al destino y al azar. Miedo a la libertad, a las cadenas, a no amar, a que no nos amen. Miedo a preguntar, a no saber, a no entender, a no asumir, a no formar parte. Miedo a la violencia, al individualismo, a la obsesión. Miedo a mirar, a no ver, a no ser vistos, a desaparecer. Miedo a moverse. Miedo tardío. Miedo a lo inevitable, a lo lógico, al caos, al desnudo, al cuerpo; al tuyo y al mío. Miedo al desamparo, al desaliento, al descuido. Miedo lastre, amnésico, clásico, recurrente, inseparable. Miedo a la risa, a la carcajada, a la liberación, al hundimiento y a la superficie. Miedos sin nombre y sin cara, miedos anónimos. Miedo al latido, al susurro, al temblor y a las evidencias. Miedo a la indiferencia. Miedo único, miedo catastrófico. Miedo afirmativo, dubitativo, ingenuo, encubierto, disfrazado. Miedo en carne viva. Miedo inimaginable, concentrado. Miedo común, suicida. Miedo animal, humano, existencial. Miedo a las decisiones tomadas, a las que no hemos tomado y deberíamos haber tomado, a las olvidadas, a las futuras, a las pasadas.
Dicen que el miedo mueve el mundo, que crea impulsos injustificables, cosas que solo somos capaces de hacer si lo sentimos.
ResponderEliminarlo creo
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